martes, 10 de marzo de 2015

Capítulo 2



Capítulo 2

¡¿Otra vez?!


No había ninguna explicación razonable. ¿Qué pintaba la vara de su sueño en el suelo de la habitación? Jack, muy desconcertado, siguió dándole vueltas a lo ocurrido, sin poder dormir el resto de la noche. Ya por la mañana, bajó al piso de abajo a desayunar. En la cocina, su madre le estaba esperando. Ella lucía como siempre: Con su delantal de gallinas, un pelo rubio y cortito y con ojos azules, tal y como Jack. Sarah apareció con una bandeja en la que estaba su café y el cola cao de Jack.
       -          Jack, ¿Has dormido bien? Tienes una cara pésima. Estás muy pálido. Deberías ir a acostarte pronto o no dormirás nada.
       -          No he dormido muy bien –respondió Jack- pero no pasa nada, simplemente tuve una pesadilla.
       -          Bueno, será, pero parece que has visto un fantasma. Toma anda, el desayuno-le dijo posando la bandeja en la mesa-Que aproveche.

El resto del día transcurrió con normalidad. El autobús que le llevaba al instituto llegó 5 minutos tarde, como siempre. En clase las horas se hacían eternas, pero a Jack no le importaba. Ahora mismo su cabeza tenía otras cosas en mente: ¿Sólo lo veo si estoy durmiendo?-pensaba. Creyó que así era, por lo que decidió que al llegar a casa, se intentaría dormir.
Al llegar a última hora de la clase, Jack tenía unas ganas locas de llegar a casa de una vez por todas y salir así de dudas. Desde el primer minuto de la clase, se quedó mirando el reloj del aula. El tic tac tan monótono, hacía incluso más largo el tiempo. Jack se fijó que a falta de 30 minutos antes de acabar la clase, a la 13:30, el reloj iba como más lento. Cada minuto más. Sin saber cómo, una serie de colores muy llamativos y vivos comenzaron a aparecer alrededor del reloj. Y, como si de agua se tratase, el mundo comenzó a disolverse, oyéndose cada vez más lejano el tic tac del reloj.

Me estaba ahogando. Lo notaba. Tenía los ojos cerrados pero imposible abrirles. Me estaba mojando, empapado. Por un instante, pude abrir los ojos y me encontraba en lo que parecía un tanque de agua. Cuando miré al fondo del tanque, un resplandor azul celeste muy brillante me cegaba, pero me transmitía cierta tranquilidad. Tranquilidad que desapareció cuando me di cuenta de que me faltaba el aire para respirar, que si seguía mirando la luz me ahogaba, por lo que de un patadón al agua, ascendí hasta la superficie.
El aire puro que entraba por mi nariz, me hacía ver que estaba en un lugar fresco. Y así era. Miré alrededor y estaba en un lago. El lago de anoche. Rápidamente miré hacia donde estaba la criatura por la noche, pero no había nada. Pero por si acaso, decidí que era mejor nadar hacia el otro lado, para evitar algún nuevo enfrentamiento.
Perdí la noción del tiempo. Mi reloj no marcaba la hora, se había quedado parado en las 13:30, así que no sé si tardé horas, minutos o segundos en cruzar hacia la otra orilla del lago. Cuando llegué por fin, el suelo era totalmente diferente al del otro lado del lago. Estaba completamente húmedo, todo era verde, precioso. Todos los árboles estaban florecidos, frondosos, como si una permanente y perfecta primavera les hubiera atrapado.
Debía haber algún pájaro por ahí, con un cántico muy alegre, pero nunca había escuchado un pájaro así. Otra vez, como por arte de magia, cuando llegué al final de la orilla, y salí del agua, todo el agua que tenía en todo el cuerpo, se evaporó. No daba crédito. Pero, como me ocurrió por la noche, mi espíritu aventurero me impulsó a seguir por aquel extraño bosque.


Gracias por compartir esta aventura conmigo!

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